EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



martes, 8 de marzo de 2011

Los profetas y sus profecías

Continuando con el tema de las falsas doctrinas, falsos profetas y falsos apóstoles, presentaré otra predicación del EVANGELIO (el verdadero de nuestro Señor Jesucristo), a cargo del pastor J. A. Holowaty quien, desde una pequeña iglesia del Paraguay, sin auditorio de grandes multitudes, sin orquesta para la música de fondo, con un grupo de creyentes no muy numeroso pero con su atención puesta en la palabra de Dios, nos hace llegar desde su modesto púlpito la luz del EVANGELIO que irradia hacia toda América Latina mediante la Radio-Iglesia La voz de la Verdad.
Lo presento en esta página de El Contendor porque lo considero uno de los nuestros, los que defendemos ardientemente la Sana Doctrina. En las reuniones de su Iglesia no se producen milagros físicos, no caminan los paralíticos, no hay curaciones de enfermedades del cuerpo, no hay creyentes afortunados que hayan recibido una "bendición" en billetes grandes; y, en el supuesto caso en que Dios hubiese concedido alguna de estas mercedes a alguien, no se muestran sobre un escenario acompañados por descontrolados gritos de aleluya. Yo no he visto en los videos de sus predicaciones ninguna de estas cosas. Pero, con toda seguridad, el Señor habrá obrado los milagros de movilizar a los paralíticos de alma, curado a los de espíritu enfermo y habrá resucitado las almas de los que estaban muertos en sus pecados, y a esto sí le corresponde un ¡ALELUYA! muy grande.

Los profetas y sus profecías
Pastor, J.A.Holowaty

La única manera para no caer víctima de engaño alguno es conocer bien la Palabra de Dios.
Hablando de profetas y profecías, creo yo que el error más frecuente entre los mismos cristianos es pensar que todo lo sobrenatural necesariamente proviene de Dios.

Alguien le cuenta a usted que acaba de tener una maravillosa experiencia, muy agradable y que le dejó una estela de paz y gran bondad. Lo que a usted no se le ocurre es una simple pregunta: ¿Cómo sabe que la experiencia sobrenatural proviene de Dios?
Esta sola pregunta permitiría poner en serios apuros al visionario, soñador, milagrero y supuesto profeta. Simplemente no hay manera para saber cuál es la fuente de tal o cual experiencia sobrenatural, excepto la convicción de que la Biblia ya contiene toda la profecía y toda la revelación de Dios.

El problema es antiguo

No siempre existió la Biblia. Cuando leemos sobre la creación, no existe un versículo en el que Dios dijo: "Sea la Biblia, y fue la Biblia".

La Biblia se escribió durante muchos siglos. Dios siempre escogió a los hombres quienes escribieron por inspiración de Dios.
En cierto modo, Dios les dictó lo que debían escribir y ellos así lo hicieron: "Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 P. 1:21).
Muy pronto los judíos en los días de Moisés, se dieron cuenta que la cuestión profecía era bastante complicada, porque alguien podría decir que hablaba de parte de Dios sin que Dios le haya inspirado.

Cómo detectar al profeta falso

En Deuteronomio 13:1-5:

• Dios advierte a su pueblo que de entre ellos, algunos se levantarán diciendo que tienen un mensaje de parte de Dios, sea que oyeron la voz de Dios, tuvieron un sueño o vieron una visión. Dios dice que esto sucederá porque entonces, Él comunicaba así su voluntad al hombre.

• Si lo que el que decía ser profeta, probara que esa profecía se cumplía, entonces, en tal caso, el profeta era realmente de parte de Dios y su mensaje auténtico.

• Dios les dice algo verdaderamente llamativo: "Y si se cumpliere la señal o prodigios, que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma"
(vs. 2, 3).

Entiendo que este texto tal vez no parezca tan interesante para muchos cristianos, por esta razón lo voy a parafrasear. Dios dice a su Pueblo Israel cómo a veces algún profeta falso podría ofrecer credenciales de auténtico, pero que él (Dios) los estaría probando, dice: "Si un profeta les profetiza algo y eso se cumple puntualmente, si luego ese profeta les dice: Vamos a rendirle culto a algún dios pagano; no le sigan, no lo hagan; porque aunque la credencial es auténtica en su primera fase, el profeta no pasó la segunda prueba. Lo que ocurre, les dice Dios, es que yo les estoy probando para ver si ustedes, entusiasmados con el cumplimiento de una profecía, dejan a un lado mi palabra que prohibe terminantemente rendir culto a ídolos, y lo hacen pensando que yo he cambiado y ya soy idólatra también".

¿Tiene esto importancia para nosotros?

Supongamos que alguien, en el nombre del Señor, siendo idólatra declarado, logre predecir algo con toda precisión o logre sanar a una persona de alguna enfermedad. Luego, habiendo protagonizado un milagro indiscutible, diga: Ahora ustedes los cristianos deben acompañarnos en los cultos a María, deben acompañarnos en las peregrinaciones religiosas, a prender las velas, a rezar el rosario, a sacrificar al Señor mediante la hostia, etc. ¿No veríamos en este milagro algo parecido a los profetas antiguos, es decir, que Dios nos está probando, permitiendo que un idólatra protagonice cierto milagro para ver si por eso incluiríamos a María en la deidad y cediéramos por el ecumenismo o algo así. No debemos olvidar esta advertencia de Dios para su pueblo. Si antes lo hacía con los
hebreos, bien puede hacerlo hoy con nosotros también.  Algo más sobre los profetas:

"El anciano y venerable de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es la cola" (Is. 9:15). ¡Cómo me gusta esta comparación!
Lo mismo podemos decir del predicador falso, no es la cabeza, sino la cola. Dios tiene títulos adecuados para cada personaje que invoca su nombre.

"Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?" (Jer. 5:30,31)

"Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envié, ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón os profetizan" (Jer. 14:14).

"Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová" (Jer. 23:16).

"Y sus profetas recubrían con lodo suelto, profetizándoles vanidad y adivinándoles mentira, diciendo: Así ha dicho Jehová el Señor; y Jehová no había hablado" (Ez. 22:28).




Profetas y "profetas"

La proporción de profetas verdaderos y falsos es alarmante. Uno diría que tal vez hay dos falsos por cada verdadero. Si usted piensa así, quiera Dios oírle.

1 Reyes 18:20-40, este cuadro es muy revelador de la naturaleza idolátrica del hombre, aunque tenga el mejor conocimiento del único y verdadero Dios.
Aunque en esta porción bíblica la impresión es que son 400 profetas falsos contra un Elías, el único verdadero, la cifra es más alta y la desproporción se duplica si leemos un versículo antes: "Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel"
(1 R. 18:19). De manera que los profetas falsos eran en total 850. El único profeta de Dios era uno, Elías.
El malvado rey Acab junto con Jezabel, que promovía la idolatría y apoyaba el paganismo invitando a estos falsos profetas para comer con ellos, hizo que Elías hablara a Acab para que convocara a todos estos pseudos profetas a fin de definir públicamente quién es el verdadero profeta.

Los 850 profetas falsos se hicieron presentes

Antes de ver paso por paso lo que sucedió aquí, hay que dejar en claro que cuando un verdadero siervo de Dios presentaba el sacrificio, en los días del Antiguo Testamento, el sacrificio debía prender fuego que Dios hacía que ocurriera. No se permitía encender el fuego. Se oraba a Dios y él hacía que el fuego descendiera y abrazara totalmente todo el sacrificio.

Los 850 falsos profetas sabían esto y cuando Elías los desafió, no les quedaba otra cosa que aceptar el desafío, ya era tarde para retractarse. Allí estaba el pueblo congregado esperando una decisión de lo alto, se sabría si el verdadero Dios era el de los 850 o el del único Elías.
¿Qué sucedió?
Para entender bien el cuadro de Elías y los falsos profetas, tenemos que recordar lo que ocurrió en Israel debido a la gran sequía y por ende, la extrema hambruna.

"Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra" (1 R. 17:1). Santiago dice: "Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a la nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto" (Stg. 5:17,18).

Sólo piense por un momento lo que era la nación durante esos años de tanta sequía, hambruna y desolación. En medio de esta macabra situación, surgieron muchos falsos profetas, como ocurre hoy en nuestros países. Nunca han habido tantos programas radiales y televisados con brujos, magos, encantadores e individuos cargados de "soluciones" para las masas deprimidas, cansadas, muchos sin trabajo, sin cobrar sus miserables sueldos; quienes como broche, en lugar de recibir ayuda, reciben el tiro de gracia de quienes les predican un extraño EVANGELIO DE LA PROSPERIDAD, pero siempre a cambio de que usted se despoje de lo que todavía le queda.

Los 850 traficantes de almas en los días de Elías, desplegaban una gran actividad y todavía, aunque parezca extraño, tenían seguidores porque... ¡Qué bien que hablaban!

Todos culpaban a Elías, el profeta verdadero, el hombre de Dios, del hambre que sufrían. Fue entonces cuando Elías le desafió al malvado rey Acab para que convocara a todos los que tenían el título de profetas de Dios, incluyéndose Elías mismo.

"Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo" (1 R. 18:20). Sigamos juntos los acontecimientos que se nos relata en este pasaje:

• Aquí están reunidos 851 profetas, el rey Acab y una gran multitud del pueblo de Israel. Presenciarían algo verdaderamente único.

• Elías lanza un reto y pregunta al pueblo hasta cuándo seguirían claudicando entre Jehová, el Dios verdadero o Baal, el gran ídolo pagano.

• Elías le dice al pueblo que en ese momento y en ese lugar él era el único profeta verdadero, mientras que del ídolo Baal había 450 profetas.

• Dijo que se les entregaran dos bueyes para sacrificar, de manera que de una vez y para siempre se supiera si Baal y sus profetas eran verdaderos o si Elías y Jehová Dios eran verdaderos. Es notable que los adoradores del ídolo aceptaron el reto y comenzó la prueba.

• Elías les dijo que, puesto que los de Baal eran una mayoría tan abrumadora, ellos escogieran al mejor buey.

"Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho. Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle. Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase" (1 R. 18:26-29).
Este era un espectáculo triste en extremo, pero yo hubiera querido verlo. Ver a los líderes de los falsos profetas, ver al rey Acab sentado en su carruaje y rodeado de su guardia de seguridad.
Allí estaba Elías, el único profeta de Dios, mirando a estos paganos. Los 850 hombres gritaban tratando de despertar a su dios, pero nada. Comenzaron a herirse con sus lancetas hasta chorrear la sangre. Elías no aguantó más y comenzó a burlarse de ellos:
 "¡Griten más fuerte, tal vez el dios de ustedes se fue al mercado o está tomando tereré, tiene la radio prendida y no oye las voces de ustedes. Tal vez está meditando o se durmió una profunda siesta después de ingerir algunas pastillas de aspirina de 500 miligramos, o tal vez estuvo en una fiesta y tomó demasiado cognac".
Es probable que algunos de los seguidores de estos profetas falsos hayan dicho que Elías era un sacrílego al burlarse de estos... "siervos de Dios". Hoy sería fácil simular fuego del cielo. Hoy existen maneras para impedir que la gente descubra el truco.
Los altavoces, las luces, los elementos explosivos, todo permitiría simular el fuego del cielo.
Pero entonces no fue así, se produjo un desorden total, allí estaba el altar en completo desorden, el buey cortado en pedazos que no ardió, la tierra alrededor del altar convertida en lodo de sangre y los adoradores desfigurados, jadeando, roncos, cansados y sangrando. ¡Qué espectáculo contemplado por miles y miles de confusos hebreos!
Llegó el turno a Elías
Bien pudo haber murmurado más de uno, diciendo: ¿Estarán equivocados los 850 contra un Elías? ¿Es posible que entre los 851, sólo uno esté en lo cierto? ¡No, no puede ser, Elías debe estar equivocado!
"Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado" (1 R. 18:30).

Por lo visto, Elías llamó a la gente para que se acercara porque el pueblo, de miedo por no ser alcanzados por las lancetas de los paganos, se mantenían distantes del circo protagonizado por esos supuestos siervos de Dios. Pero es probable que Elías quería que ellos fueran testigos de que no había fuego extraño allí, que ellos presenciaran la manifestación de Dios.
El texto dice que él colocó 12 piedras en representación de las doce tribus. Dice también que él preparó el altar, hizo que se cavaran zanjas alrededor del mismo para echar mucha agua sobre el sacrificio. Colocó el sacrificio sobre el altar, colocó la leña y cortó en pedazos el buey que sacrificaba. Mandó echar mucha agua, hasta tres veces, de modo que parecía una vertiente de agua.
Escuchemos la breve oración del hombre de Dios: "Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo:
Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló" (1 R. 18:36-40).

Vamos a resumir la cuestión profetas y profecías

• Las profecías eran de dos clases: Las que tenían cumplimiento inmediato y las que correspondían a un futuro lejano.
• Las profecías verdaderas se cumplían en un cien por ciento. No se admitía falla. ¿Y qué hacían con los profetas falsos?
Ya vimos lo que ocurrió con los 850, pero Dios había dicho que los profetas falsos debían ser apedreados: "Le apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios..." (Dt. 13:10a).
• Los profetas fueron siempre escogidos por Dios y eran varones, salvo en los días de gran decadencia espiritual.
• Hoy tenemos casos muy parecidos a lo que plantearon los israelitas a Moisés, especialmente en lo concerniente a "apariciones, visiones, supuestas voces que oyen, nuevas revelaciones y una especie de... profecías privadas y a pedido". Lo que nos falta es más de esos...del calibre Elías, hombres valientes, hombres que no temen discrepar, hombres capaces de decir lo que no concuerda con la mayoría.
• ¿Qué contesta usted a quien le dice que tuvo una... revelación de Dios, oyó algún mensaje de Dios, que vio a Jesús o a María o que obtuvo alguna profecía extra-bíblica? Le diré cómo tratar a estos modernos profetas de Baal y Asera. Hágales estas preguntas:
 ¿Cómo sabe usted que lo que oyó provenía de Dios? ¿Cómo sabe usted que la dama que le habló era María?
• Nunca olvide lo que el mismo Señor dijo sobre los profetas: "La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él" (Lc. 16:16).
Es cierto que hay profecías en el Nuevo Testamento también, que son profecías posteriores a Juan, pero todas estas profecías tienen su base en el evangelio de Jesús.
• La Biblia nos dice que muchos falsos profetas vendrían a medida que se acercara el tiempo del fin de la iglesia. Todos estos falsos profetas reclamarían autenticidad. Se nos advierte que debemos cuidarnos: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo" (1 Jn. 4:1).

Los que abundaron entonces, son los que abundan hoy también. Se trata de hombres y mujeres que pretenden ser profetas y profetizas reclamando autenticidad. "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mt. 7:22,23).
La pregunta que debemos contestar es: ¿Existen hoy los profetas de Dios?
Antes de contestar con un sí o con un no, debo aclarar que el Nuevo Testamento le da el título de profeta a quien nosotros llamamos predicador, sea éste un pastor, misionero o cualquier cristiano que imparte la Palabra de Dios: "Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación" (1 Co. 14:3). Ni siquiera menciona que el profeta del Nuevo Testamento revele (de parte de Dios) algo nuevo, sino que es el que, usando la Palabra de Dios, la explica a otros exhortando, consolando y edificando. ¡Esta no era la misión de los profetas antiguos!
Los profetas terminaron su ministerio con Juan el Bautista
Para entender mejor cuán cierto es que no tenemos ya nuevas revelaciones, debemos tomar en cuenta algunas declaraciones bíblicas:
"Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (Jn. 20:30,31).

"Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir" (Jn. 21:25).

"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Ti. 3:16,17).

Según Pablo, la Escritura ya revelada en sus días, era perfecta, era suficiente para hacer al hombre perfecto, porque esa Palabra de Dios instruye, corrige y enseña.

Le diré cuál es la misión de los profetas y profetizas modernos: confunden, distorsionan, engañan, alteran la verdad, alejan a los pecadores de la verdad y se acarrean a sí mismos y a quienes les escuchan un severo juicio que Dios anticipa en Apocalipsis:
"Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro" (Ap. 22:18,19).

Esta advertencia es extremadamente seria, porque parece decirnos que quienes pretenden tener revelaciones hoy, serán destinados al tormento eterno. La razón, es porque hacen a Dios mentiroso al invocar su nombre, diciendo que Dios les reveló y él no lo hizo.

¿Qué hacer con los modernos profetas y sus profecías?

Uno de los libros de la Biblia que más habla sobre los profetas falsos, los soñadores, los agoreros y adivinos, es el libro de Jeremías.
Uno de los capítulos de la Biblia que con mayor fuerza denuncia a los falsos profetas y sus profecías, es Jeremías 23.
Jer 23:1   ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño!  dice Jehová.
Jer 23:2  Por tanto,  así ha dicho Jehová Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo:  Vosotros dispersasteis mis ovejas,  y las espantasteis,  y no las habéis cuidado.  He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras,  dice Jehová.
Jer 23:3  Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché,  y las haré volver a sus moradas;  y crecerán y se multiplicarán.
Jer 23:4  Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten;  y no temerán más,  ni se amedrentarán,  ni serán menoscabadas,  dice Jehová.
Jer 23:5  He aquí que vienen días,  dice Jehová,  en que levantaré a David renuevo justo,  y reinará como Rey,  el cual será dichoso,  y hará juicio y justicia en la tierra.
Jer 23:6  En sus días será salvo Judá,  e Israel habitará confiado;  y este será su nombre con el cual le llamarán:  Jehová,  justicia nuestra.
Jer 23:7  Por tanto,  he aquí que vienen días,  dice Jehová,  en que no dirán más:  Vive Jehová que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto,
Jer 23:8  sino:  Vive Jehová que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra del norte,  y de todas las tierras adonde yo los había echado;  y habitarán en su tierra.
Jer 23:9  A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí,  todos mis huesos tiemblan;  estoy como un ebrio,  y como hombre a quien dominó el vino,  delante de Jehová,  y delante de sus santas palabras.
Jer 23:10  Porque la tierra está llena de adúlteros;  a causa de la maldición la tierra está desierta;  los pastizales del desierto se secaron;  la carrera de ellos fue mala,  y su valentía no es recta.
Jer 23:11  Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos;  aun en mi casa hallé su maldad,  dice Jehová.
Jer 23:12  Por tanto,  su camino será como resbaladeros en oscuridad;  serán empujados,  y caerán en él;  porque yo traeré mal sobre ellos en el año de su castigo,  dice Jehová.
Jer 23:13  En los profetas de Samaria he visto desatinos;  profetizaban en nombre de Baal,  e hicieron errar a mi pueblo de Israel.
Jer 23:14  Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas;  cometían adulterios,  y andaban en mentiras,  y fortalecían las manos de los malos,  para que ninguno se convirtiese de su maldad;  me fueron todos ellos como Sodoma,  y sus moradores como Gomorra.
Jer 23:15  Por tanto,  así ha dicho Jehová de los ejércitos contra aquellos profetas:  He aquí que yo les hago comer ajenjos,  y les haré beber agua de hiel;  porque de los profetas de Jerusalén salió la hipocresía sobre toda la tierra.
Jer 23:16  Así ha dicho Jehová de los ejércitos:  No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan;  os alimentan con vanas esperanzas;  hablan visión de su propio corazón,  no de la boca de Jehová.
Jer 23:17  Dicen atrevidamente a los que me irritan:  Jehová dijo:  Paz tendréis;  y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón,  dicen:  No vendrá mal sobre vosotros.
Jer 23:18  Porque  ¿quién estuvo en el secreto de Jehová,  y vio,  y oyó su palabra?   ¿Quién estuvo atento a su palabra,  y la oyó?
Jer 23:19  He aquí que la tempestad de Jehová saldrá con furor;  y la tempestad que está preparada caerá sobre la cabeza de los malos.
Jer 23:20  No se apartará el furor de Jehová hasta que lo haya hecho,  y hasta que haya cumplido los pensamientos de su corazón;  en los postreros días lo entenderéis cumplidamente.
Jer 23:21  No envié yo aquellos profetas,  pero ellos corrían;  yo no les hablé,  mas ellos profetizaban.
Jer 23:22  Pero si ellos hubieran estado en mi secreto,  habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo,  y lo habrían hecho volver de su mal camino,  y de la maldad de sus obras.
Jer 23:23   ¿Soy yo Dios de cerca solamente,  dice Jehová,  y no Dios desde muy lejos?
Jer 23:24   ¿Se ocultará alguno,  dice Jehová,  en escondrijos que yo no lo vea?   ¿No lleno yo,  dice Jehová,  el cielo y la tierra?
Jer 23:25  Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron,  profetizando mentira en mi nombre,  diciendo:  Soñé,  soñé.
Jer 23:26   ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira,  y que profetizan el engaño de su corazón?
Jer 23:27   ¿No piensan cómo hacen que mi pueblo se olvide de mi nombre con sus sueños que cada uno cuenta a su compañero,  al modo que sus padres se olvidaron de mi nombre por Baal?
Jer 23:28  El profeta que tuviere un sueño,  cuente el sueño;  y aquel a quien fuere mi palabra,  cuente mi palabra verdadera.   ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?  dice Jehová.
Jer 23:29   ¿No es mi palabra como fuego,  dice Jehová,  y como martillo que quebranta la piedra?
Jer 23:30  Por tanto,  he aquí que yo estoy contra los profetas,  dice Jehová,  que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano.
Jer 23:31  Dice Jehová:  He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen:  El ha dicho.
Jer 23:32   He aquí,  dice Jehová,  yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos,  y los cuentan,  y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas,  y yo no los envié ni les mandé;  y ningún provecho hicieron a este pueblo,  dice Jehová.
Jer 23:33  Y cuando te preguntare este pueblo,  o el profeta,  o el sacerdote,  diciendo:   ¿Cuál es la profecía de Jehová?  les dirás:  Esta es la profecía:  Os dejaré,  ha dicho Jehová.
Jer 23:34  Y al profeta,  al sacerdote o al pueblo que dijere:  Profecía de Jehová,  yo enviaré castigo sobre tal hombre y sobre su casa.
Jer 23:35  Así diréis cada cual a su compañero,  y cada cual a su hermano:   ¿Qué ha respondido Jehová,  y qué habló Jehová?
Jer 23:36  Y nunca más os vendrá a la memoria decir:  Profecía de Jehová;  porque la palabra de cada uno le será por profecía;  pues pervertisteis las palabras del Dios viviente,  de Jehová de los ejércitos,  Dios nuestro.
Jer 23:37  Así dirás al profeta:   ¿Qué te respondió Jehová,  y qué habló Jehová?
Jer 23:38  Mas si dijereis:  Profecía de Jehová;  por eso Jehová dice así:  Porque dijisteis esta palabra,  Profecía de Jehová,  habiendo yo enviado a deciros:  No digáis:  Profecía de Jehová,
Jer 23:39  por tanto,  he aquí que yo os echaré en olvido,  y arrancaré de mi presencia a vosotros y a la ciudad que di a vosotros y a vuestros padres;
Jer 23:40  y pondré sobre vosotros afrenta perpetua,  y eterna confusión que nunca borrará el olvido.
Nota de El Contendor: Jeremías 23 es una radiografía perfecta de los “profetas” o “apóstoles” de nuestros actuales tiempos

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