EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



viernes, 8 de julio de 2011

DAVID Y GOLIAT - LA SANA DOCTRINA II

Por el pastor J.A. Holowaty

Los que enseñamos la Sana doctrina somos un… David frente a Goliat…
      Somos un Elías frente a los 850 profetas falsos a quienes no les importaba nada la sana doctrina.
¿QUÉ APRENDEMOS DE DAVID - GOLIAT? (1 Samuel 17:1-8)...
                  “Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim.  También Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en orden de batalla contra los filisteos.  Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle entre ellos.  Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo.  Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce.  Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros.  El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.  Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla?  ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl?  Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí” (1 Samuel 17:1-8).
      Para poder entender mejor el peso de la armadura de Goliat, debemos recurrir a una traducción sencilla (paráfrasis Capítulo 17:4-10):
                  «Entonces Goliat, campeón filisteo de Gat, salió de las filas filisteas y desafió a las fuerzas de Israel.  Era un gigante de casi tres metros de alto.  Usaba un yelmo de bronce, una cota de malla de unos sesenta kilos, grebas de bronce para las piernas, y una jabalina de bronce de varios centímetros de espesor, en cuyo extremo había una punta de lanza de hierro de más de siete kilos.  Y su escudero llevaba un gran escudo delante de él.  Goliat se paró y gritó para que lo oyeran los israelitas: - ¿Necesitan todo un ejército para solucionar esto?  Yo represento a los filisteos.  Escojan a  alguien que los represente y decidiremos la batalla en un combate singular.  Si el israelita puede matarme nosotros seremos esclavos de ustedes.  Pero si yo lo mato, ustedes serán nuestros esclavos.  Desafío a los ejércitos de Israel.  Envíen un hombre que pelee conmigo» (1 Samuel 17:4-17, paráfrasis).
      Debemos notar también que Saúl quería que David vistiera el uniforme de los combatientes y tuviera las armas necesarias.  Pero cuando David comenzó a caminar vestido así, le dijo que le era muy incómodo y prefirió llevar consigo solamente esa onda: “Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud.  David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba.  Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente” (1 Samuel 17:33-36).
      ¿Cuál fue el resultado de este encuentro entre David y Goliat? (vs. 44-51)…
        “Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.  Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.  Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.  Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.  Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo.  Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.  Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano.  Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza.  Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron” (1 Samuel 17:44-51).
¿Qué aprendemos de todo esto?
  • La diferencia, desde el punto de vista humano, entre David y Goliat era muy grande. 
  • La posibilidad de David para ganar, era nula.
  • La diferencia entre el número que colman los grandes auditorios de cristianos liberales y el dinero que manejan es inmensa, si se los compara con un grupito de cristianos en una pequeña capilla o un modesto templo.
       Los innumerables grupos de cristianos liberales parecen llevar la delantera porque están bien armados.  Mucho dinero.  Muchos seguidores. Mucha comodidad.  Mucho conocimiento.  Mucha influencia.  Mucho crecimiento.  Mucha organización.  Mucha estrategia.  Mucho por televisión, radio, impresos, retiros y causa común con reconocidas figuras de todo tipo de corriente religiosa.
      David dijo que prefería tener a un solo ALIADO  (1 Samuel 17:45-47):
                          “Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.  Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.  Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos” (1 Samuel 17:45-47).
      Tenía David toda la razón.  Así como “Jehová no salva con espada y con lanza”: “Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos” (v. 47).
      Debemos aprender que la obra del Señor no depende de los hombres, sino del mismo Señor.
      David rechazó el uniforme que Saúl le ofreció, porque tantas armas humanas le impedían el movimiento libre.
      Todas las corrientes religiosas modernas exigen una serie de técnicas y métodos a tal grado que caen en abominaciones del budismo, misticismo y un desenfrenado liberalismo.  Se enseña evitar por todos los medios la sana doctrina, cargando con las armas humanas filosofías centradas en el humanismo y el misticismo.  Que el cristo cósmico, que el G12, que la cuarta dimensión que el poder de la palabra, que la semilla de la fe, que la inmortalidad condicional y aniquilación, que el regreso al Vaticano, que la inclusividad y toda una tonelada de métodos y prácticas paganas.
      ¿De qué se vistió David? (v.45):
      “Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado” (v. 45).
      ¿Cuál es el uniforme que debemos vestir los cristianos?:
 “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.  Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.  Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.  Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.  Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:10, 11, 14-18).

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