EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



miércoles, 25 de abril de 2012

La “visión positiva” de Stamateas- Psicología vs Evangelio


Por El Contendor

Seguramente el licenciado en psicología Bernardo Stamateas no puede o no quiere separar su licenciatura en teología  de la psicología.
Pero aparentemente no entiende (o no quiere entender) que la psicología no siempre es compatible con el evangelio de Jesucristo.  
Definición de Psicología: Parte de la filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones. Todo aquello que atañe al espíritu. Ciencia que estudia los procesos mentales en personas y en animales.
La Psicología es una elaboración de la mente del ser humano y por lo tanto todo lo escrito sobre esta ciencia proviene del hombre, de las experiencias humanas, del mundo, y está contaminada por el pecado.
En contraposición, el Evangelio no proviene de la mente humana sino de la Mente de Dios, fue escrito por hombres pero inspirados por el Espíritu Santo y es la pura Palabra de Dios sin contaminación de pecado.
En consecuencia, por los distintos orígenes de la psicología y el Evangelio, por la génesis de cada uno, podemos afirmar que son incompatibles. Ambas disciplinas, la psicología y el Evangelio, tratan sobre el alma, sobre el espíritu humano pero el enfoque, el punto de vista, es totalmente diferente: la psicología contempla el alma del hombre desde su propio punto de vista; su trascendencia está limitada por la extensión de su propia existencia física.
El Evangelio en cambio, trata con el alma del hombre pero desde el punto de vista de Dios, su Creador. En el principio fuimos creados para vivir eternamente pero a causa de la desobediencia a Dios, consumada por la primera pareja humana, fue decretada la muerte física de todo ser humano pero el alma sigue anhelando aún su condición eterna. Y esto es así pues vemos que a lo largo de toda la historia del hombre, siempre existieron buscadores de la eterna juventud, de la prolongación indefinida de la existencia física. Vencer a la muerte siempre ha sido la máxima aspiración del intelecto humano.
Para el no creyente el comportamiento de un individuo, sus acciones, buenas o malas medidas con la vara de la justicia y las leyes humanas, reportan el elogio de la sociedad o el castigo. Pero al fin de su existencia física, no hay premio ni castigo que vaya más allá del hoyo de su tumba, porque aún las buenas acciones o las malas registradas en la memoria de la humanidad, con el paso de los siglos, se van desdibujando, se van alterando, los historiadores las van deformando y por fin con el transcurso del tiempo, nadie puede asegurar si tal o cual personaje fue un héroe o un bandido.
Si Ud. lee las biografías de Nerón escritas por distintos historiadores, comprobará que algunos lo consideran como un buen gobernante, querido por el pueblo, otros lo consideran en cambio como un personaje despiadado y malvado.
Algo parecido ocurre con Poncio Pilato y muchos otros personajes notorios de la historia humana.
Pero Dios nos mide con otra vara. Ningún hecho, ninguna acción pública o privada que pongamos por obra, pasará inadvertida a sus ojos. Todo queda registrado en la memoria de Él, ni el paso los siglos pueden borrar, desdibujar o alterar cada cosa que hayamos hecho en esta vida terrenal al final de la cual recibiremos el galardón o el castigo eterno:
Apo 20:12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
Apo 20:15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
 
2Co 5:11  Conociendo,  pues,  el temor del Señor,  persuadimos a los hombres;  pero a Dios le es manifiesto lo que somos;  y espero que también lo sea a vuestras conciencias.
El evangelio nos enseña que el alma trasciende la existencia física del hombre, y lo que hagamos durante nuestra existencia terrenal conlleva  sus consecuencias en el plano espiritual y afecta el destino futuro de nuestra alma pero también de nuestro cuerpo, porque con la muerte nos separamos de nuestro cuerpo en forma transitoria. Pero el ser humano fue diseñado por Dios como una unidad espíritu-alma-cuerpo.
1Ts.5: 23 “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser: espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
Para el psicólogo el hombre tiene dentro de sí mismo las condiciones para superar cualquier trance o dificultad que pueda presentarse durante su existencia, y esa enseñanza es impartida a aquél que recurre a él buscando la solución a sus problemas y conflictos. Desarrollar la autoestima, la valoración de sí mismo, soñar con “grandes cosas” verlas como teniendo la certeza de que ya están concretadas, etc.
En cambio el cristiano que ha recibido el Espíritu de Dios por el nuevo nacimiento, no necesita del psicólogo pues ahora depende en todo de Cristo. Ya no necesita consejos ni instrucciones de un hombre  porque es autosuficiente en Cristo; La autoestima, la valoración de sí mismo no son más que recursos similares a los que empleaba aquél fariseo que nos narra el Evangelio:
Luc 18:10  Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo,  y el otro publicano.
Luc 18:11  El fariseo,  puesto en pie,  oraba consigo mismo de esta manera:  Dios,  te doy gracias porque no soy como los otros hombres,  ladrones,  injustos,  adúlteros,  ni aun como este publicano;
Luc 18:12  ayuno dos veces a la semana,  doy diezmos de todo lo que gano.
Luc 18:13  Mas el publicano,  estando lejos,  no quería ni aun alzar los ojos al cielo,  sino que se golpeaba el pecho,  diciendo: Dios,  sé propicio a mí,  pecador.
Luc 18:14  Os digo que éste [el publicano] descendió a su casa justificado antes que el otro [el fariseo ];  porque cualquiera que se enaltece,  será humillado;  y el que se humilla será enaltecido.
En cambio, el cristiano nacido de nuevo, se humilla ante Dios, se reconoce pecador, y pone su confianza en Él rogando que  su misericordia le sea favorable.
La psicología jamás podrá ofrecernos la paz que nos da nuestro Señor Jesucristo:
Jua 14:27  La paz os dejo,  mi paz os doy;  yo no os la doy como el mundo la da.  No se turbe vuestro corazón,  ni tenga miedo.
Luego de reconocernos delante de Dios como pecadores convictos y confesos y poner nuestra Fe en Cristo como único medio para ser salvos, el E.S. comienza nuestra obra en nosotros, y el resultado final de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas es una paz profunda y duradera. A diferencia de la paz del mundo (la que pretende inculcarnos el psicólogo), cuya definición suele ser ausencia de conflicto, esta paz, la paz de Cristo, es una confiada seguridad en cualquier circunstancia; con la paz de Cristo, no tenemos por qué temer al presente ni al futuro. Si su vida está cargada de tensión, permita que el Espíritu Santo lo llene de la paz de Cristo, y no deje que el psicólogo llene su cabeza con consejos de hombre. Si Ud. es un verdadero creyente tiene en Jesucristo su mejor consejero, búsquelo en la Biblia, allí encontramos todo lo necesario para concretar nuestros anhelos de vida eterna, porque Él es el camino, la Verdad y la Vida.
Pido disculpas a los psicólogos porque, por mi culpa, quizás vean mermar su clientela, pero sean bienvenidos los que se alejan de ellos para acercarse a Cristo.
¡Ahh!... y vaya una advertencia: huir de los “pastores” que mezclan las enseñanzas bíblicas con doctrinas humanas. Cuidado con los que incitan a sus “feligreses” a obtener experiencias extraordinarias, generalmente son predicadores hiperactivos que hablan a los gritos, cuentan chistes, reclaman aplausos, recorren el proscenio con pasos nerviosos, algunos corren, otros saltan, interactúan con su público con frases como “repitan conmigo” etc.
Pero les voy a transcribir parte de una publicación de Jack Fleming donde se trata este tema de los “pastores” que manipulan las emociones de sus seguidores para producir toda clase de engaños y falsos milagros.

Dice Jack Fleming:
Todos los seres humanos, sean creyentes o inconversos, tienen la capacidad de ser estimulados por emociones que lo pueden hacer reír o llorar, amar u odiar. Inclusive ser arrastrados hasta un estado de histeria, mayormente si esta motivación se hace en forma colectiva.
Esto es lo que vemos a diario a través de la pantalla del televisor, donde nos muestran imágenes de personas cuyas almas son estimuladas hasta la histeria, algunas con convulsiones, agitaciones y completamente enajenadas, hasta caer al suelo en estado de inconciencia.
Esta clase de histeria colectiva se observa en las ceremonias pagana-religiosas en África y otros lugares del mundo, en eventos deportivos, conciertos Rock, y en muchas reuniones de los carismáticos. Estas orgías emocionales afectan a todos aquellos que asisten a esos eventos masivos, con los cuales se encuentran fuertemente comprometidos por un fanatismo ideológico que los une.
Los organizadores de esta clase de actividades masivas, se esfuerzan por lograr la mayor exacerbación emocional en su concurrencia, para ello recurren a toda clase de elementos y recursos disponibles para obtener sus propósitos, dentro de los cuales siempre estará la música con su estridencia al mayor número de decibeles que sus sofisticados equipos estéreos se lo permitan. También habrá conductores encargados de hacerles saltar, gritar y aplaudir como parte del show que irá en ebullición hasta lograr ese frenesí colectivo que planificaron.
En este punto, su público estará a merced de ellos y podrán manipularlos hasta hacerles perder la conciencia, provocando ataques de risas o llantos según lo deseen. Por este motivo vemos que todas esas reuniones públicas que he señalado, tienen un mismo común denominador, hasta el grado en que resulta muy difícil diferenciarlas con una sola mira rápida en el televisor.
Esta clase de personas que son controladas por las emociones que están radicadas en el alma, jamás podrá lograr un cambio en sus vidas. Incluso ocurre con los que asisten a las reuniones de una iglesia y participan de los mismos estímulos externos. Allí podrán recibir “un espíritu de carcajada”, como literalmente lo llaman; o un “espíritu de llanto” o “embriagarse en el espíritu”, hasta caer en un estado enajenador, pero eso nunca cambiará sus vidas.
Personalmente he conocido hombres y mujeres que me han dicho que: “el Domingo estuve en una reunión tan hermosa, que me emborraché en el espíritu”. Y que gozaron con las maravillas de Dios. Pero el Lunes ya estaban nuevamente con sus vidas de costumbre, inclusive hablando las mismas groserías de siempre. Por este motivo, cuando el próximo Domingo vuelven a hacer el llamado de quien quiere recibir al Señor, ellos vuelven a pasar adelante. Y así están siempre “salvándose” todos los Domingos.
Toda esta manipulación emocional que se hace, tiene influencia únicamente sobre los inconversos, debido a que sus vidas están controladas por el “YO”, que como decía, corresponde al estado del alma, donde están asentadas las emociones de todos los seres humanos.
Entonces ¿qué es el espíritu? El espíritu es la parte más interior de nuestro ser, con la cual podemos comunicarnos con Dios y a la cual Él se dirige cuando desea relacionarse con nosotros. Corresponde en la figura del tabernáculo, al lugar santísimo.
El ser más Santo que pisó la tierra, el Señor Jesucristo, nunca se comunicó con el Padre por medio de la música, saltos, gritos, aplausos, lenguas ni ninguno de los elementos tan recurrentes en muchas iglesias de nuestros días. Él pasaba quietamente noches enteras en comunión con su Padre.
Aquellos que son movidos por la carne dicen: “Eso es aburrido, esas son iglesias muertas, allí no está el Espíritu”. Porque no saben reconocer la diferencia entre espíritu y alma. Nunca han gustado de una comunión a través del espíritu con el Señor, sin las influencias de las emociones.
También justifican su desorden y griterío (aunque Dios es Dios de orden) diciendo: “Hemos de danzar, porque David danzó”. A éstos debemos decirle lo mismo que les dijo el Señor: “Erráis porque desconocéis las Escrituras”.
En el Antiguo Testamento no estaba el Espíritu Santo sobre la tierra para guiarles y expresar su adoración, como sucede hoy en el tiempo de la iglesia. Ahora adoramos en espíritu y en verdad a través del Espíritu Santo, pero antes del descenso de Él, se expresaban físicamente por medio de ceremonias y manifestaciones corporales, porque esa era la única forma que tenían para expresarse.
Es imposible pedirle a una persona que se exprese por medio del Espíritu Santo, si es que no lo posee, como era el caso de las personas del Antiguo Testamento y de aquellos que en el día de hoy aún no son templos del Espíritu Santo y Éste no mora en ellos. Por lo tanto deben recurrir a las expresiones físicas.
Una persona que se mueve emocionalmente hasta perder el control de su voluntad, no es debido a que está dominada por el Espíritu, sino por el alma. Porque el fruto del Espíritu (Gál.5: 22) es justamente lo contrario a ese desorden frenético.
Dice Dios que el Espíritu se manifiesta por medio de la paz, el control, dominio propio, templanza. Lo cual es justamente lo contrario a lo que vemos en esas reuniones de embriagues emocional, las que se asemejan más a una reunión de los Baales.
Cuando los 450 profetas de Baal (1 Ry. 18) estuvieron toda la noche saltando y gritando frenéticamente, Elías se burlaba de ellos y les decía (vr.27) “gritad en alta voz, porque dios es...tal vez duerme, y hay que despertarle”.
También en Éxodo 32 la Biblia nos relata para nuestra enseñanza lo que sucedió cuando “el ungido del Señor”, Aarón, el sumo sacerdote del pueblo de Israel cedió ante las presiones del pueblo y les hizo un becerro de oro para que lo adoraran en una fiesta pagana, la cual seguía asegurando (vr. 5) que “mañana será fiesta para Jehová”.
Esto es lo terrible que muchos líderes religiosos continúan haciendo; corrompen al pueblo, pero aún sostienen que es “fiesta para el Señor”. Y ¿en qué consistía esa fiesta pagana? Trajeron toda clase de instrumentos musicales y comenzaron a danzar dando alaridos; tal es así, que Josué lo confundió con alaridos de pelea (vr.17).
Juzgue Ud., escudriñe la Palabra de Dios y obedezca al Señor. Deje de seguir a hombres y de gritar irracionalmente amén por cualquier cosa que los hombres le digan. Decídase por Cristo y dígale amén solamente al Señor y a lo que él dice en Su Palabra: “Salid de en medio de ellos, pueblo mío”.
Que esta pequeña meditación sobre lo que realmente significa que todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo sea plenamente santificado, sirva de bendición para todos aquellos que son guiados por el Espíritu, porque esa es la promesa divina, que el Espíritu Santo nos guiará a toda verdad. Amén.

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