Por El Contendor
Iglesia
Adventista del Séptimo Día:
Su fundadora fue Ellen Gould Harmon de White conocida también
como Elena G. de White (26 de
noviembre de 1827 - 16 de julio de 1915) cristiana
norteamericana, cuyo liderazgo llevó al establecimiento de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Los
adeptos de esta iglesia la consideran además de líder eclesiástica como profeta para los
tiempos modernos.
Ellen G. White fue una figura controvertida en su tiempo,
y aún genera muchas discusiones especialmente entre los otros grupos
cristianos, así como de los no religiosos. Ella
afirmó haber recibido visiones después de no cumplirse el segundo regreso de Jesús fijado para octubre de 1844 señalado por William
Miller, a quien seguía
Ellen White. Las visiones de la señora White dieron base para que el
movimiento adventista considerara que en
ella se manifestó el "Don de Profecía", lo cual dotó a sus escritos
de gran importancia para los creyentes de esta denominación.
Los adventistas creen que ella experimentó cerca de 2.000
visiones. Algunos pocos adventistas, los cristianos no adventistas y los
no--religiosos consideran que sus visiones se debían a una supuesta epilepsia de lóbulo
temporal resultado de una lesión sufrida a la edad de nueve años,
la cual nunca le fue diagnosticada en vida.
Errores
doctrinales
Los adventistas
creen que la muerte es como lo declara Eclesiastés 9.5: «los muertos nada
saben». Esta ideología sostiene que una persona no tiene forma consciente de
existencia hasta su resurrección, la cual se dará en la ocasión de la segunda
venida de Jesús (en el caso de los justos) o luego del milenio de Apocalipsis
20 (en el caso de los impíos). Esto significa que el infierno no existe en
nuestros tiempos presentes, ni existirá después de la segunda venida de Cristo,
sino que los impíos serán destruidos para siempre luego del milenio descrito en
Apocalipsis 20. (Esa es la
muerte segunda de la que habla el texto del Apocalipsis, la verdadera muerte). Infierno viene del griego infer (‘debajo’), por lo tanto el
infierno sería lo mismo que el Hades griego, o simplemente, el sepulcro.
Este error
doctrinal contradice la misma Palabra del Señor que dice claramente en el
relato del rico y Lázaro:
……Luc 16:22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado
por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.
Luc 16:23
Y
en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a
Abraham, y a Lázaro en su seno.
Luc 16:24
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y
envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi
lengua; porque estoy atormentado en esta
llama.
Luc 16:25
Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu
vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.
Luc 16:26
Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y
vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden,
ni de allá pasar acá.
Luc 16:27
Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi
padre,
Luc 16:28
porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no
vengan ellos también a este lugar de
tormento……….
Algunos opinan que este relato es una simple parábola para “llamar a
aquellos que tienen una visión mundana de las riquezas a arrepentirse, y ayudar
a otros con su dinero. Es un ejemplo de que aquello «que los hombres tienen por
sublime, delante de Dios es abominación»”
Pero si tenemos en cuenta el vívido relato de Jesús, la abundancia de
detalles para explicar la situación, incluyendo los nombres de los
protagonistas (el hombre rico es a veces llamado Dives, palabra latina
que tiene esa equivalencia), deducimos que se trata de un episodio real
utilizado no solamente para condenar la avaricia sino también para describir el
destino de Dives y Lázaro después de la
muerte y el estado de conciencia de ambos, Lázaro en el Seno de Abraham y
el rico en el Hades (lugar de castigo, de tormentos).
También el Señor nos muestra el destino inmediato de los justificados
cuando le dice al ladrón arrepentido que estaba crucificado a su lado “HOY
estarás conmigo en el paraíso”.
Una de las enseñanzas de la Iglesia adventista basados en
Apocalipsis 12:17, 19:10 y en el segundo cumplimiento de Joel 2:28-32 es que el
espíritu de profecía es una señal identificadora de la «iglesia remanente», que
se manifestó durante el ministerio de Ellen G.
White.
La Iglesia Adventista ha recibido críticas respecto a sus
postulados, incluyendo sus doctrinas en relación con Elena G. de White como profeta de Dios y su estatus
dentro de la iglesia, y su relación con las actitudes exclusivistas.
La enseñanza del apóstol Pablo es muy
precisa al respecto:
1Co 14:34 vuestras mujeres callen en las
congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como
también la ley lo dice.
1Co
14:35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa
a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.
1Ti 2:11 La mujer aprenda en silencio, con toda
sujeción.
1Ti 2:12 Porque no permito a la mujer enseñar, ni
ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
1Ti 2:13 Porque Adán fue formado primero, después Eva;
1Ti
2:14 y Adán no fue engañado, sino que la mujer,
siendo engañada, incurrió en transgresión.
Además delas fallas doctrinales aquí mencionadas, y otras
varias más como la observancia del sábado, los Adventistas del Séptimo Día presentan
un mensaje de salud que recomienda el vegetarianismo y se espera
la abstinencia de carne de cerdo, sangre, crustáceos, y otros alimentos
proscritos como «animales inmundos» en Levítico 11.
Pero leemos en La Biblia:
1Co 10:25 De todo lo que se vende en la carnicería,
comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia;
1Co 10:26 porque del Señor es la tierra y su plenitud.
1Co 10:27 Si algún incrédulo os invita, y queréis ir,
de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de
conciencia.
1Co
10:28 Mas si alguien os dijere: Esto fue
sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y
por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud.
El origen de
la Iglesia Adventista del Séptimo Día tampoco es de buena simiente. Tener una
profetiza como fundadora y guía no es un buen comienzo por lo dicho en 1Co 14:34-35 y en 1Ti
2:11-14.
Y si no es bueno el árbol, tampoco lo serán sus frutos. También en esta
“iglesia” encontramos entre 15 a 20 millones de almas que han extraviado su
camino. ¡Quiera Dios, en su misericordia, hacerlas volver a Él!
Continúa en 4ª Parte
No hay comentarios:
Publicar un comentario