Lucas 24:13-14-15 Y he aquí, dos de ellos [sus discípulos] iban
el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de
Jerusalén.
E iban hablando entre sí de todas aquellas
cosas que habían acontecido.
Sucedió que mientras hablaban y discutían
entre sí, Jesús mismo se acercó, y
caminaba con ellos.
Él camina a tu lado, aunque vayas solo o conversando con tus amigos, o en medio de una parloteante multitud, Él camina a tu lado, aunque tus oídos estén inundados por la música de tus auriculares; y aunque tú lo ignores, aunque no quieras escucharlo, aunque lo rechaces, Él está a la puerta de tu corazón, llamando, esperando que abras la puerta.
Él sabe que eres un pecador, pero quiere entrar, sentarse a tu mesa y cenar contigo, quiere ofrecerte su compañía, su perdón y su amistad, lo dice el Evangelio:
Marcos
2:16 “Y los
escribas y los fariseos, viéndole comer
con los publicanos y con los pecadores, dijeron a sus discípulos: ¿Qué es
esto, que él come y bebe con los publicanos y con los pecadores?”
Marcos 2:17 “Y oyéndolo Jesús, les dice: Los sanos no
tienen necesidad de médico, sino los que tienen mal. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a enmienda”.
Apocalipsis 3:20 “He aquí, que yo estoy parado a la puerta y llamo; si alguno oyere mi voz, y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”
Como les ocurrió a los discípulos que iban camino a Emaús, Jesús camina todo el tiempo a tu lado pero tú no puedes notar su presencia porque no tienes Fe, o no quieres notarla porque el pecado te incomoda ante su presencia.
Pero Jesús
seguirá caminando a tu lado; Él, persistentemente, seguirá parado a tu puerta llamando, esperando que escuches su
voz y por fin le abras. Él quiere que lo convides a sentarse a tu mesa y,
como amable comensal, trae un regalo muy preciado, su gracia.
Sólo tienes
que confiar en Él, en su fidelidad, en su consejo, reconocer y aborrecer tu pecado y “hacer su Palabra”:
Lucas
8:21
El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen mi palabra, y la hacen.
En el comentario bíblico de
Jamieson-Fausset-Brown leemos:
Cristo llama, pero no
fuerza la puerta; todo el que oye abre la puerta, no de propia iniciativa, sino
atraído por la gracia de Dios.
El arrepentimiento es don
de Cristo, Él atrae, mas no
arrastra. El Sol de justicia, como el sol de nuestro cielo, en el momento mismo
en que se abre la puerta, lo
inunda todo con su Luz, la que antes no pudo hallar entrada.
Hebreos 3:7-8 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en
la provocación……
Isaías. 55:6,
"Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está
cercano".
Deuteronomio 30:19-20 A los cielos y a la tierra llamo por testigos
hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición
y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu simiente; que ames al SEÑOR tu Dios, que oigas su voz, y
te allegues a él; porque él es tu vida, y la longitud de tus días……
Este artículo está dedicado a los creyentes que
tienen en el círculo de sus afectos, a personas las que, todavía, no son
salvas. A ellos les digo: oremos fervientemente por ellos. Para que el Señor no
deje de acompañarlos en el camino, para que no deje de llamar a las puertas de
sus corazones.
Cada vez que alguno de nosotros lleva el Evangelio a
un incrédulo, es el mismo Jesús que está pidiendo ser escuchado, es el mismo
Señor que los está acompañando y Él está esperando escuchar esas mismas
palabras que se dijeron los que iban por el camino a Emaús:
¿No ardía
nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos
abría las Escrituras?
A vosotros os digo, a
vosotros que sois personas de mi más profundo afecto: que mientras yo viva en
este mundo, no dejaré de orar ni un solo día para que el Señor siga llamando a
las puertas de vuestros corazones; y espero en Él que, oyendo su voz, lo
recibáis con todo el amor que Él espera de vosotros, y recibiréis la vida
eterna.
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