EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



viernes, 16 de enero de 2015

LA SALVACIÓN A ÚLTIMO MOMENTO


Por El Contendor

 

El tema que desarrollaremos hoy es, en  cierto modo, la secuela o consecuencia de lo publicado el  12 de abril de 2014 bajo el encabezado “Los ladrones en la Cruz”.

Alguien podrá argumentar que el tema de la salvación se ha reiterado en este blog hasta el hartazgo; pero yo opino que nunca será suficiente insistir sobre un tema del que depende el futuro eterno de tanto ser humano.

Recordemos la escena que nos narra el evangelio de Mateo:

“Mateo 9:36  Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”

También en estos tiempos hay multitudes desamparadas y dispersas que no tienen pastor (los que no creen en Jesucristo, los cabritos) y otras ovejas engañadas que son arrastradas por un falso pastor (el ladrón, el salteador)(Juan 10:11-14). Pero en cualquiera de los casos, ovejas engañadas y cabritos, van rumbo al despeñadero.

Nosotros, los creyentes que tenemos a nuestro Buen Pastor, ¿no tendremos compasión de esa multitud de personas que no tienen un Salvador y su destino es el infierno, el fuego eterno? Personas que pueden estar muy lejos, en regiones distantes en el planeta, o también muy cerca nuestro, y también muy cercanas a nuestro corazón.  Como el Señor, al ver las multitudes desamparadas y dispersas, ¿no nos conmueve el amor de Cristo, no nos lleva a tener compasión de ellos?

 

WILLIAM BARCLAY comenta:

“Cuando Jesús vio aquel gentío de hombres y mujeres normales y corrientes Se conmovió de compasión. La palabra que se usa en el original es splanjnistheis, la palabra más fuerte que hay en griego para la piedad. Procede de la palabra splanjna, que quiere decir las entrañas, así es que describe la compasión que le conmueve a uno en lo más íntimo de su ser.

Se conmovía de compasión por el desconcierto del mundo. Eso fue lo que Le conmovió en esta ocasión. La gente normal anhelaba a Dios desesperadamente; y los escribas y los fariseos, los sacerdotes y los saduceos, los pilares de la ortodoxia de Su tiempo, no tenían nada que ofrecer. Los maestros ortodoxos no ofrecían ni dirección, ni consuelo, ni estímulo.

 

Las palabras que se usan para describir el estado de la gente corriente son gráficas. La que hemos traducido por desconcertados es eskylmenoi. Puede describir un cadáver despellejado y mutilado; algo que ha sido saqueado por gente rapaz, o vejado por gente sin piedad, o tratado con insolencia desenfrenada; alguien que está totalmente exhausto de un viaje que parece interminable. La palabra que hemos traducido por abatidas es errimenoi. Quiere decir yacer postrado. Puede describir a una persona derribada por heridas morales.

Los líderes judíos, que deberían dar fuerza para vivir, estaban desconcertando a las personas con argumentos sutiles acerca de la Ley que no ofrecían ni ayuda ni consuelo. Cuando deberían estar ayudando a las personas a mantenerse en pie, estaban despegándolas bajo el peso insoportable de la ley de los escribas. Les ofrecían a las personas una religión que era un obstáculo en vez de un apoyo. Debemos recordar siempre que el Cristianismo existe, no para desanimar, sino para animar; no para doblegar a las personas con cargas, sino para hacer que se remonten con alas como de águilas”.

 

Miremos alrededor nuestro; muchas de las personas que vemos pueden formar parte de esas multitudes desamparadas y dispersas: conocidos, desconocidos, vecinos, compañeros, amigos, parientes, familiares. Fijemos la vista en alguno de ellos y hagamos la pregunta aparentemente contradictoria ¿Cómo será la vida de esta persona después de su muerte? ¿Resistiría tu conciencia imaginar a esa persona que estás viendo ahora, en las tinieblas y el fuego del infierno gritando y retorciéndose del dolor consumido por el fuego eterno, sin consuelo, sin esperanza, y por la eternidad?

Ese es el fin de los que rechazan la dádiva de Dios, la Salvación por gracia, sin obras nuestras. Cristo compró nuestra Salvación al precio de su sangre, de su vida, y es el regalo que nos da. Debemos aceptarlo ahora, sin tardanza.

El caso del ladrón perdonado en la cruz del calvario no vale, de ninguna manera, para postergar el momento de tomar la decisión de tener a Cristo como nuestro Salvador; cualquiera de nosotros está expuesto a que la muerte lo sorprenda en cualquier momento sin darnos tiempo de invocar el nombre de Jesús.

Veamos un párrafo del sermón que Charles Spurgeon donde se nos advierte sobre este tema:

 

El pecador ya estaba casi ante las puertas del infierno, pero la misericordia todopoderosa lo levantó, y el Señor dijo, "Hoy estarás conmigo en el paraíso." ¡Qué cambio de la cruz a la corona, de la angustia del Calvario a la gloria de la Nueva Jerusalén! En esas pocas horas el mendigo fue elevado del estercolero y fue puesto entre príncipes. "Hoy estarás conmigo en el paraíso." ¿Pueden medir el cambio de ese pecador, abominable en su iniquidad cuando el sol estaba en lo alto del mediodía, a ese mismo pecador, vestido de blanco puro, y aceptado en el Amado, en el paraíso de Dios, al ponerse el sol? ¡Oh, Salvador glorioso, qué maravillas puedes obrar! ¡Cuán rápidamente puedes obrarlas!

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El demonio quiere predicar esta mañana un poco. Sí, Satán pide pasar al frente y predicarles; pero no se le puede permitir. ¡Vete, engañador! Sin embargo no me asombraría si se acerca a algunos de ustedes cuando termine el sermón, y les diga en voz baja, "Vean que pueden ser salvos en el último momento. Pospongan el arrepentimiento y la fe; pueden ser perdonados en su lecho de muerte." Señores, ustedes saben quién es el que quiere arruinarlos con esta sugerencia. Aborrezcan su enseñanza engañadora. No sean ingratos porque Dios es bondadoso. No provoquen al Señor porque es paciente. Una conducta así sería indigna e ingrata. No corran un riesgo terrible simplemente porque uno escapó al peligro tremendo. El Señor aceptará a todos los que se arrepientan; ¿Pero cómo saben ustedes que se van a arrepentir? Es verdad que un ladrón fue salvo pero el otro se perdió. Uno es salvo, y por lo tanto no podemos desesperar; el otro está perdido, y por lo tanto no podemos presumir. Queridos amigos, confío que ustedes no están hechos de tan diabólica sustancia como para sacar de la misericordia de Dios un argumento para continuar en el pecado. Si ustedes lo hacen, sólo les puedo decir que la perdición de ustedes será justa; la habrán traído sobre ustedes mismos.

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